Isla de Pascua, Chile.
Si uno entierra las manos en Anakena, la playa paradisíaca más famosa de la chilena Isla de Pascua, sacará fina arena blanca, pero también un buen puñado de microplásticos: la contaminación por plásticos es una plaga en este recóndito territorio en medio del Océano Pacífico, que ha emprendido una cruzada global para concienciar al mundo.
Un estudio de la Universidad Católica del Norte de Chile calculó que cada año llegan 4,4 millones de objetos de basura a las costas de Rapa Nui, nombre indígena con el que se conoce a esta isla, de 163,6 kilómetros cuadradas y famosa en el mundo entero por sus milenarias esculturas con forma humanoide, los moais.
- Neumáticos, maderas, restos de redes de pesca, botellas, envases, latas o cuerdas de nylon de embarcaciones pesqueras ensucian a diario sus bellas costas. Muchos llegan enteros, pero otros plásticos se fragmentan en infinidad de pedazos por los años expuestos al oleaje y al sol.
"No somos productores de macro y microplásticos, somos receptores de lo que producen países ribereños tanto en Norte, Centro y Suramérica como en Asia", dice Pedro Edmunds, alcalde de Rapa Nui.