Nairobi, Kenia.
"El deporte me ayudó a tener una valentía que no tenía antes": en una pequeña sala iluminada con una luz tenue en un estadio de la capital Nairobi, la keniana Hellen Wawira Kariuki apura su preparación para los Juegos Paralímpicos de París.
"Sesenta kilos, todavía es el calentamiento", sonríe la atleta de 32 años después de un ejercicio de fuerza en banco, semanas antes de su participación en parahalterofilia de -41 kilos el 4 de septiembre en París.
La joven, que padece espina bífida -una malformación congénita de la columna vertebral que la paraliza al nivel de las piernas desde su nacimiento- fue quinta en los Juegos de Tokio en 2021.
En Francia, espera "ganar una medalla, poco importa cuál".
Nada predisponía a la joven a internarse en el mundo de la halterofilia en 2015. "Terminé mis estudios de secundaria en 2012 y no pude ir a la universidad porque mis padres no contaban con los medios", cuenta Kariuki, la mayor de tres hermanos.
Durante tres años se limitó a realizar las tareas domésticas en la residencia familiar en Embu, en el centro de Kenia, a unos 125 kilómetros de Nairobi.
Hellen Wawira Kariuki se lanzó a la halterofilia por el consejo de un amigo, para disgusto de sus padres, que se preocupaban por las repercusiones de una disciplina tan exigente para el cuerpo.
Los inicios no fueron fáciles. Los materiales y aparatos de entrenamiento eran rudimentarios e improvisados.
Pero la joven progresó y se hizo con un palmarés: luego de su quinto puesto en Tokio levantando 95 kilos, se colgó la medalla de bronce en 2022 en los Juegos de la Commonwealth en Birmingham con 97 kg.
- "Lo hará" -
A partir de los Juegos Paralímpicos de la capital nipona las condiciones materiales vivieron una sustancial mejora para Wawira Kariuki, que recibió financiación estatal de Kenia. Ahora entrena dos horas al día en un gimnasio en el estadio nacional Nyayo.
¿Pero ello hace que se sienta en desventaja respecto a otros atletas paralímpicos que entrenan en Europa o Estados Unidos? "En absoluto, porque utilizamos el mismo banco de entrenamiento", asegura.
- Para su entrenador, David Waore, que sigue a la deportista desde hace siete años, "la ventaja que las otras competidoras tienen sobre nosotros es que sólo tienen que concentrarse en el deporte. Mientras que Hellen y yo debemos realizar otras actividades para satisfacer nuestras necesidades".
Pese a ello, el entrenador, que también fue deportista de alta competición para discapacitados, está convencido de que Hellen puede lograr una medalla. "Lo hará".
"Twende, twende" (Vamos, vamos, en suajili), anima el entrenador mientras Hellen Wawira Kariuki levanta 80 kilos en fuerza en banco.
La deportista paralímpica espera convertirse en una fuente de inspiración: "Quizá haya alguien que me admira y aspira a hacer lo que yo hago".
Hellen Wawira Kariuki confía también en cambiar la mirada sobre las personas discapacitadas en África del Este, donde "la sociedad no nos acepta de verdad", lamenta.
"Vivir con una discapacidad en Kenia no es fácil", relata la joven, que se desplaza en silla de ruedas. "Mi sueño es crear una fundación después de retirarme, una fundación para los jóvenes talentos que viven con discapacidad en Kenia, para que puedan hacer frente ellos mismos a sus necesidades económicas", sentencia.