Ciudad del Vaticano, Santa Sede.
El baldaquino de la basílica de San Pedro de Roma está siendo "limpiado en profundidad", más de 250 años después de su última restauración, con vistas al Jubileo mundial de 2025.
De 29 metros de altura, equivalente a un edificio de diez pisos, esta escultura construida en el siglo XVII por Gianlorenzo Bernini, conocido como Bernini, alberga el altar de la basílica de San Pedro, la iglesia más grande del mundo.
"Es una intervención muy compleja porque el dosel es un objeto de procesión transformado en una obra monumental", explicó el miércoles a los periodistas el responsable de la obra, Alberto Capitanucci.
Compuesto principalmente de bronce, mármol y hormigón, el baldaquino pesa 63 toneladas y está adornado con oro.
"La limpieza del oro y del bronce son los elementos centrales de nuestra restauración", destacó Capitanucci.
Bajo la majestuosa cúpula de San Pedro, una docena de personas se movilizan con el objetivo de terminar los trabajos en noviembre antes del comienzo del Jubileo de 2025, gran asamblea mundial en la que se esperan más de 30 millones de peregrinos.
Equipados con cascos y arneses, los operarios comenzaron el 14 de febrero a trabajar en el andamio instalado en las cuatro columnas del baldaquino, ante los ojos de los turistas.
- "Después de ver la Piedad de Miguel Ángel (escultura de mármol que representa a la Virgen sosteniendo sobre sus rodillas el cuerpo de Cristo, expuesto en una capilla lateral de la basílica), la mirada de los peregrinos se posa sobre el baldaquino", explicó el padre Enzo Fortunato, responsable de la comunicación de la basílica de San Pedro.
El baldaquino, cuya última restauración importante se remontaba a 1758, es una de las obras más célebres de Bernini, apodado "el segundo Miguel Ángel", realizado en colaboración con Francesco Borromini.
"Bernini y Borromini eran grandes rivales y, sin embargo, trabajaron juntos, lo que me lleva a decir que el trabajo en equipo contribuye a un mundo más bello y mejor", señaló el padre Enzo Fortunato.
Encargada por el papa Urbano VIII, Maffeo Barberini, la escultura fue construida entre 1624 y 1635.
Las abejas, símbolos de la noble familia Barberini, están esculpidas en varias partes de la estructura, especialmente en la parte inferior de las columnas.