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Si tenemos que hablar de hechos dolorosos, violentos o que despiertan la indignación y tienen una efigie de piedra para recordárnoslo, en Jalisco hay siete esculturas o memoriales que representan el sentir de la gente: la Antimonumenta por los feminicidios, el 5J por las desapariciones forzadas, una escultura en el parque Resistencia en Huentitán, la escultura por las explosiones del 22 de abril en 1992, un Fray Antonio Alcalde intervenido y la gran glorieta de los Niños Héroes convertida el recordatorio permanente por parte de las familias buscadoras, de que no hay verdad ni justicia detrás de ficha de búsqueda que ahí se cuelga. Estamos frente a un fenómeno desvalorizado por la academia y socialmente, por mucho que nos pese ¿Pero qué debemos recuperar?