Vertederos clandestinos: Una omisión histórica Parte IV: Basureros abandonados… e ignorados




Guadalajara, Jalisco. 

En Jalisco, cerrar un basurero no significa dejar de contaminar.

El relleno sanitario Los Laureles, en Tonalá, fue clausurado oficialmente en 2021 tras años de protestas vecinales y denuncias por derrame de lixiviados. 

Y casi cuatro años después, este espacio ha presentado dos incendios que activaron alertas atmosféricas. Además, el sitio sigue filtrando contaminantes sin ningún control ambiental o supervisión técnica visible.

Vertederos clandestinos: Una omisión histórica Parte IV: Basureros abandonados… e ignorados

Foto: Cortesía

Un caso similar está en Tepatitlán, que puso fin al relleno sanitario San Bartolo, pero sin ningún plan después del cierre, por lo que hoy permanece como una montaña de basura abandonada y expuesta a la intemperie. 

Vertederos clandestinos: Una omisión histórica Parte IV: Basureros abandonados… e ignorados

Foto: Iván de León

A pesar de que la Norma Oficial Mexicana 083 establece los procedimientos para clausurar rellenos sanitarios, incluyendo la estabilización del terreno, la cobertura final y el monitoreo a largo plazo, en vez de significar el fin del problema, la clausura de estos sitios abre una nueva etapa de abandono institucional, afectaciones sanitarias y contaminación persistente. 

Y entonces volvemos a Laureles. José Toral, del Observatorio de Conflictos Socioambientales, afirmó que el basurero en Tonalá incumplió la normativa durante dos décadas bajo la administración de Caabsa Eagle. Y hasta hoy, dicho vertedero sigue ocasionando problemas ambientales. 

“al día de hoy, tiene años cerrado y aún así sigue a cielo abierto, ocasionando riesgo de incendios, los que ya han pasado. Y también cuando llueve se infiltra el agua y genera más lixiviados”.

Gerardo Bernache, especialista en residuos sólidos urbanos, advirtió que la falta de monitoreo y obras de rehabilitación en Los Laureles afectan la salud de quienes viven en sus proximidades.

“Las enfermedades gastrointestinales, enfermedades de la piel, enfermedades oculares y de las vías respiratorias son comunes por este tipo de problemáticas como de esparción de polvo o cuando hay un incendio como el que hubo en Los Laureles”.

En teoría, la vida útil de los rellenos sanitarios se hace con un diagnóstico antes de inaugurarlos. Al principio, el funcionamiento de Los Laureles sería sólo de 10 años, pero al final operó más del doble. 

Porque, claro, clausurar un vertedero implica un plan de cierre, abandono y rehabilitación para que su impacto ambiental sea el menor posible. Y luego está la tarea de encontrar un nuevo sitio de disposición final de residuos. 

  • Pero si encontrarlo ya es difícil (porque tiene que aprobar diferentes estudios de factibilidad), los gobiernos suelen enfrentar la reacción ciudadana: nadie quiere la basura.

Entre las ambiciones del “Modelo Metropolitano de Gestión de Residuos” impulsado en la administración de Enrique Alfaro, figuraba la construcción de un Centro de Economía Circular en el municipio de Tala. 

Éste recibiría los residuos sólidos urbanos para separarlos, tratarlos e incluso reutilizarlos.

Sin embargo, la propuesta encendió rápidamente alarmas entre los habitantes de Tala, quienes rechazaron que su comunidad se convirtiera en un nuevo vertedero intermunicipal. 

Activistas y especialistas aseguraron que la mayor parte del predio estaría destinada, en realidad, a enterrar basura.

  • A ello se sumó la desconfianza generada porque el proyecto sería ejecutado por Caabsa Eagle.

“Caabsa operaba sitios de disposición final, operaba recolección, pero la transformación de residuos no era su fuerte”.

A lo largo de esta investigación, los documentos, los datos, las voces de los especialistas, las imágenes y todo el conjunto de evidencias demuestran que Jalisco sigue atrapado en el manejo lineal de los residuos. Aquí sólo se recolecta la basura y se entierra. 

Hoy, con Pablo Lemus al frente del Gobierno del Estado, se proyecta una Agencia Metropolitana de Basura para que los gobiernos municipales al fin se coordinen. 

Pero tanto activistas como especialistas advierten que, sin una verdadera voluntad política, los ayuntamientos replicarán las irregularidades de Caabsa Eagle.

Y aunque el Gobierno del Estado identifica 89 municipios que cuentan con planes e infraestructura para la gestión integral de sus residuos, no significa que los objetivos se alcancen, pues la traba no está únicamente en que no haya recursos ni equipamiento. 

El problema es sistemático: en Jalisco, la gestión de los residuos refleja un modelo caduco, sostenido por omisiones municipales, esquemas que van por el dinero y no por la remediación ambiental y, sí: una ciudadanía poco corresponsable.

A este paso, el daño ambiental no sólo persistirá; empeorará. Lo que hoy vive Jalisco no es un desajuste temporal, sino una emergencia silenciosa que amenaza el derecho a un ambiente sano. 

  • Y como en todo sistema roto, concluyen los expertos, la solución no será efectiva si no se reconstruye desde la raíz.

Adán Padilla Cárdenas