Guadalajara, Jalisco.
Más allá de la polémica porque el gobernador Enrique Alfaro Ramírez asistió a un partido de básquetbol con el empresario ganador del contrato del programa #ATodaMáquina –el más costoso en lo que va de su sexenio: tres mil 634 millones de pesos- y de que la representante legal de la empresa trabajó en las notarías del padre y el hermano del mandatario, hay una pregunta por responder: ¿los campesinos de Jalisco necesitan las 641 máquinas del programa #ATodaMáquina?
En las dos páginas que componen el diagnóstico del programa, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), encabezada por Alberto Esquer Gutiérrez, identificó que “el problema que se percibe en el Estado de Jalisco es la falta de mantenimiento a la infraestructura rural” y justificó la multimillonaria inversión bajo el siguiente argumento:
Fuente: Documento "Programa módulos de maquinaria a municipios" ejercicio 2019 -diagnóstico-.
Para el profesor del departamento de estudios sociojurídicos del ITESO, Jorge Rocha Quintero, los problemas del Jalisco rural, fuera de la Zona Metropolitana de Guadalajara –donde vive casi la mitad de la población de la entidad-, son más numerosos y más complejos que el mantenimiento de caminos.
#44LAB entrevistó al también investigador de derechos humanos y desarrollo rural, quien cuestionó la pertinencia del programa #ATodaMáquina.
Rocha Quintero advirtió que la política agrícola del Gobierno de Enrique Alfaro no debe priorizar las ganancias de las empresas exportadoras, sino la calidad de vida de los campesinos, la soberanía alimentaria de la entidad y la racionalización de los recursos naturales.
Además, llamó al secretario Alberto Esquer a recapacitar sobre la drástica reducción de los subsidios, los cuales, dijo, pueden cambiar de estrategia, pero no desaparecer.
- ¿Cómo beneficia la maquinaria contratada a los campesinos de Jalisco? -
“Desde mi punto de vista, una política pública de esta envergadura tendría que, primero, estar soportada por un diagnóstico. Es decir, ver exactamente cuáles son las necesidades del campo en Jalisco.
Hay dos grandes modelos que están funcionando en el campo del Estado:
- Uno es el modelo agroexportador, donde están grandes empresas que están exportando agave, berris, aguacate y este tipo de productos de alto valor en el mercado internacional.
- Pero también hay otra parte de la agricultura, la mayoritaria, que es la de los pequeños productores. Ellos están ligados a la producción de granos básicos como maíz, hortalizas y chile. Es decir, hay una lógica de diversificación mucho más grande.
Lo que no tenemos es un diagnóstico que soporte la necesidad de esta maquinaria. El apoyo al campo tendría que ir enfocado a mejorar la productividad, a lograr la retención de personas en el mundo rural, a transferir tecnología, a recuperar saberes ancestrales. Es decir, a los pequeños productores.
Foto: SADER.
Construir caminos, generar mejores veredas, generar infraestructura, es una parte importante de una política de desarrollo rural, por supuesto. Pero también me queda claro que no puede ser el único elemento, tendría que ver con los apoyos a la producción propiamente dicho y los apoyos a la comercialización.
Si no hay a dónde vender la mercancía, o si los intermediarios se aprovechan de los productores, el proceso queda truncado. Ese es el gran coco del campo: la comercialización de las mercancías.
Este proyecto -#ATodaMáquina- por sí sólo, no se ve claro cuál va a ser el beneficio que exista”.
- El secretario de agricultura, Alberto Esquer, ha dicho que los subsidios a productores pasarán del 80 al 20%, ¿qué efecto podría provocar esta medida? -
“En muchos países la agricultura está subsidiada porque es una actividad primordial. No es lo mismo que un Gobierno promueva la producción de chicles o refresco que la producción de alimentos.
Además de ser un negocio, la producción de alimentos está ligada al tema de la soberanía alimentaria, con lo cual tiene un estatus diferente. Muchos países han entendido que es fundamental para su sobrevivencia y, por lo tanto, emplean subsidios para cuidar este sector.
Yo creo que los subsidios a la agricultura no pueden desaparecer. Más bien tendría que verse cuál es la mejor manera de subsidio.
No todo el subsidio es dinero físico, puede haber ayudas fiscales, de comercialización, para publicidad, para tecnología o para generar concentradoras de producto, cluster. Los subsidios son de muchísimos tipos. Además, también hay gente que ha trabajado los temas del campo que vienen señalando que los subsidios directos además siempre han sido pobres.
Foto: SADER.
No hay comparación entre lo que se da, por ejemplo, a un agricultor mexicano que a un agricultor estadounidense. Yo creo que los subsidios no tienen que desaparecer como tal porque es una actividad estratégica y fundamental. Más bien, lo que se tiene que pensar es cómo se genera una política de subsidios diferente, pero eso también se tendría que desprender de un diagnóstico.
El diagnóstico debería responder qué es lo que necesitan las y los productores del Estado de Jalisco. Porque además es muy distinta la situación que tienen en los altos de Jalisco, la que tienen los productores vinculados a la Zona Metropolitana de Guadalajara, otra parte tiene que ver con el sur de Jalisco, otra situación vive la costa”.
- ¿En qué otro rubro del campo se pudo haber invertido esta cantidad tan grande de dinero? -
“Yo creo que la asignación de esta cantidad de dinero para el mundo rural de Jalisco es, en principio, correcta, porque en nuestro estado sí hay muchísima gente que sigue viviendo del campo y, además, sí somos uno de los principales productores de alimento del país.
Para mí, el monto no es el problema. Me atrevo a decir que podría ser más. Más bien el asunto que cuestiono es si esa es la mejor manera de orientarlo. ¿Qué tipo de política necesitamos para las pequeñas familias? ¿Qué tipo de política necesitamos para los pequeños productores? ¿Qué tipo de política necesitamos para los medianos? ¿Qué tipo de políticas necesitamos para los grandes productores?
Cada uno necesitas proyectos diferentes. Vuelvo a repetir: una parte sí es la infraestructura, eso siempre se ha comentado, pero obviamente la idea es cuál es el proyecto de política pública que tenemos.
Foto: SADER.
Porque además también hay que decirlo: en Jalisco, la política agropecuaria está dictada desde los mercados internacionales. Esa ha sido nuestra historia.
Hace 20 años nos dijeron que teníamos que ponernos a sembrar jitomates para exportación y entonces tenías a municipios como Autlán o Sayula haciéndolo y después se nos dijo que la gente quería tomar tequila y entonces empezó a haber agave en todo Jalisco.
Ahora nos dijeron que hay que sembrar aguacates porque en el Súper Bowl es lo que más se consume. Y luego nos dijeron que teníamos que sembrar berries porque se habían puesto de moda por sus propiedades antioxidantes.
Desde mi perspectiva, el problema de Jalisco es que no hay una política alimentaria propia, que, sin duda, tiene que dialogar con las demandas internacionales. Sin embargo, se tiene que dictar desde aquí: qué para afuera, qué para adentro, qué con los grandes productores, qué con los medianos, qué con los chiquitos, qué con las regiones, qué con las zonas urbanas.
Creo que el último proceso gubernamental donde más o menos eso se trazó fue en el Plan Estatal de Desarrollo de Alberto Cárdenas Jiménez: había una regionalización del Estado donde había, o se planteaban, ciertos vocacionamientos. Pero creo que fue el único intento que hemos hecho sobre tomar nosotros el control de nuestro desarrollo agropecuario”.
- ¿Qué riesgos hay de que las comunidades campesinas se guíen por políticas de consumo exterior y no por la autosuficiencia de alimentos? -
“Los riesgos ya los vivimos. Es, por ejemplo, una siembra exagerada de agave que luego no se sabe qué hacer con la planta; o cuando tuvimos emergencias fitosanitarias en algunos municipios.
Los riesgos ya los tuvimos cuando salieron estas situaciones de la contratación de jornaleros migrantes indígenas que apareció desde el sexenio de Alberto Cárdenas y en el sexenio pasado la Secretaría del Trabajo, a cargo de Eduardo Almaguer, hizo una actividad muy importante para penalizar a las empresas que se habían metido a continuar con estas prácticas.
No podemos prever riesgos: ya los hemos vivido y creo que sobre esa experiencia tenemos que empezar a aprender”.
- ¿Y cuáles son los riesgos ambientales de la implementación de monocultivos dictados por el consumo internacional? -
“Los impactos han sido tremendos de contaminación. Eso sí lo tenemos bastante claro.
Cuando tú tienes este tipo de producción, lo que provocas por supuesto es una debilidad del medio ambiente porque cuando tienes un monocultivo, el riesgo de tener una plaga es mucho más alto y puede ser mucho más devastador como pasó en Sayula hace una década con el jitomate.
O el tema de los mantos freáticos hablando del caso del sur de Jalisco, que es el que más conozco; desde que esta región se incorporó a la lógica agroindustrial exportadora la disminución de agua ha sido enorme.
Todavía no se puede hacer una liga causal, pero se ve claro cómo precisamente después de que entró en vigor este modelo de exportación, el riesgo de agua está cada vez más presente. Sí hemos tenido este tipo de situaciones de riesgos ambientales.
Cuando tú cambias, por ejemplo, bosque por sembradíos de otro tipo de cosas, por supuesto que eso tiene afectaciones ambientales, como en la sierra de Tapalpa”.
- El secretario Esquer ha repetido que la SADER impulsará la “infraestructura y exportación”, ¿de qué manera pueden responder los pequeños productores esta situación? -
“Los pequeños productores tendrían que exigir políticas propias para ellos porque ellos han sido los grandes marginados de esta política de desarrollo rural en Jalisco.
Efectivamente, la política de monocultivos nos ha colocado en una situación económica de ventaja frente a otros estados del país. Sin embargo, los efectos ambientales están ahí claros y la pobreza no se ha disminuido.
Foto: SADER.
En algunos lugares puedes ver pequeños decrecimientos –de pobreza-, pero la verdad es que este modelo agroexportador no ha generado que las regiones rurales de Jalisco estén mejor ahora. Eso para mí son evidencias claras que ponen en entredicho que este modelo funciona.
Yo creo que los pequeños productores lo que tendrían que hacer es exigir políticas de apoyo directas para ellos, focalizadas para ellos. Que no caigan ni en el clientelismo político, que eso siempre va a ser un riesgo en este tipo de asunto. Y que efectivamente estén enfocadas en resolver los problemas de los pequeños productores.
Me parece que es muy pertinente la crítica que hizo Sonia Serrano sobre este programa -#ATodaMáquina-, el tema de la licitación y los montos. Pero creo que también en Jalisco tenemos que empezar a transitar en cuestionar las políticas como tal, en sí mismas: su diseño, su diagnóstico, su estrategia.
Puede ser que tengamos políticas con un proceso de transparencia muy pulcro, pero que sean profundamente inefectivas. Eso tampoco nos conviene”.
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