Teherán, Irán
Irán perdió un eslabón esencial de su "eje de resistencia" frente a Israel con la caída de Bashar al Asad, apuntaron varios analistas, más aún después de que otro aliado suyo, Hezbolá, saliera debilitado de una guerra contra Israel.
Siria, que comparte una larga y porosa frontera con Líbano, jugó durante mucho tiempo un papel estratégico para el abastecimiento del movimiento libanés Hezbolá, financiado por Irán.
"Siria se encuentra en la línea de frente de la resistencia" frente a Israel y es "un pilar" en ese combate, subrayó en varias ocasiones el guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei.
El "eje de la resistencia" agrupa en torno a Irán grupos armados que coinciden en su oposición a Israel. Además de Hezbolá y de la Siria de Bashar al Asad, incluye al movimiento islamista palestino Hamás en Gaza, a milicias chiitas en Irak y a los rebeldes hutíes de Yemen.
La caída de Asad, el domingo, podría suponer un nuevo golpe para Irán.
En los últimos meses, Israel debilitó a Hamás en Gaza y a Hezbolá en Líbano, donde su carismático jefe, Hasan Nasralá, fue abatido en septiembre en un bombardeo israelí.
"El principal objetivo [...] de un cambio de régimen en Siria era cortarle los brazos a Irán", es decir, atajar su influencia en Oriente Medio, señaló el profesor universitario Mehdi Zakerian, experto en relaciones internacionales, radicado en Teherán.
Con su influencia amenazada en Siria, Irán "ya no podrá apoyar como antes a Hezbolá", declaró a AFP Zakerian.
Cambio de realidad
Teherán presentó la ofensiva de los rebeldes islamistas contra el gobierno sirio como un complot de Estados Unidos e Israel para "desestabilizar" Oriente Medio y redibujar un nuevo mapa de la región.
Tras el inicio de la guerra civil en Siria, en 2011, Irán envió al país "consejeros militares" para respaldar al ejército de Bashar al Asad, a petición suya.
También fueron desplegadas milicias chiitas próximas a Irán, con lo que Teherán pudo ganar influencia en Siria y reforzar su disuasión a las puertas de Israel.
Muchos oficiales iraníes han perdido la vida en combate o en bombardeos israelíes en Siria.
Con la caída de Damasco en manos de los rebeldes dominados por islamistas radicales, la embajada de Irán en Damasco fue saqueada por individuos, algo hasta hace poco inimaginable en un país aliado.
La política de Irán respecto al nuevo poder sirio dependerá "de la evolución en Siria y en la región, y del comportamiento de los actores" en el terreno, advirtió la diplomacia iraní.
- Ese comunicado no menciona al presidente sirio ni tampoco alude al "eje de resistencia".
"Malas consecuencias"
"Bashar era una oportunidad para Irán pero no prestó suficiente atención a las recomendaciones de la República Islámica", señaló la agencia de prensa iraní Fars, en un comentario inusualmente crítico con el presidente sirio.
Teherán había instado el sábado al "gobierno sirio y a grupos de oposición legítimo" a negociar.
Esa declaración del canciller iraní, Abás Araqchi, parecía marcar un cambio de tono, teniendo en cuenta que hasta entonces Irán calificaba cualquier oposición en Siria de "terrorismo".
"Siria era un aliado estratégico de Irán", que tenía en ese país "un acceso al Mediterráneo", comentó en las calles de Teherán Jamshid, un habitante de 65 años.
"La caída en Siria del poder [de Al Asad] debilitará mucho a Irán y tendrá malas consecuencias" para los iraníes, vaticinó.
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