Las manos de oro de las monjas macedonias bordan las tocas del clero ortodoxo




Debar, República De Macedonia Del Norte. 

En medio de un silencio que parece imperturbable, la hermana Elisabeth borda punto tras punto con hilo dorado los motivos que adornarán la mitra de un obispo, y que dan renombre a su monasterio de Macedonia del Norte en todo el mundo ortodoxo.

En sus manos expertas, la mitra -una toca que portan los prelados ortodoxos- que le han confiado para su reparación, resucita y brilla como si fuera de oro.

Situado en un lugar elevado a unos 130 km al oeste de la capital Skopje, el monasterio de San Jorge el Victorioso fabrica o repara estas cabeceras adornadas con íconos, perlas e hilos de oro, y cuya tradición se remonta al imperio bizantino.

"Somos las únicas en el mundo que fabrican este tipo de mitra", asegura la hermana Efimija, de 44 años, integrante del taller junto a una decena de mujeres.

Las hermanas y dos novicias trabajan en equipo, cada una especializada en una etapa del proceso de fabricación, y guardan celosamente sus secretos.

"Cada hermana tiene su propia tarea", precisa Efimija mientras observa los últimos retoques que una colega le da a la mitra que le encomendó una autoridad ortodoxa cuyo nombre prefirió no revelar.

  • Habitado inicialmente por monjes, el monasterio fue transformado en establo cuando Macedonia del Norte formaba parte de la Yugoslavia socialista, de 1945 a 1990.

Fue reabierto en 2001 con las hermanas ortodoxas que desde entonces han fabricado 1.700 mitras, según Efimija.

- Una mitra para Francisco -

Aunque solo los altos cargos de la Iglesia ortodoxa pueden vestir estas tocas, las hermanas hicieron una excepción para el papa Francisco, fallecido este año.

Trabajaron cinco meses en la mitra que le ofreció al papa una delegación de Macedonia del Norte durante una visita al Vaticano.

"Quedó gratamente sorprendido", afirma la religiosa, sin ocultar su orgullo.

Cada mitra, bordada con colores vibrantes y joyas, pesa entre uno y dos kilos y, si es sencilla, requiere un mes de trabajo. Para las más ricamente adornadas, puede tomar hasta seis meses.

Las monjas respetan el estilo bizantino, pero los secretos de fabricación del monasterio incluyen un toque de modernidad, explica Efimija.

La mitra simboliza originalmente la corona de espinas colocada en la cabeza de Cristo durante la crucifixión, según la Biblia.

Por ello, advierte Efimija, "si un obispo porta un objeto tan invaluable en su cabeza y no siente los tormentos del hombre contemporáneo, entonces lleva la mitra en vano".