Los cien años de la Guarachera de Cuba, porque las reinas no mueren
La cantante cubana Celia Cruz en Bilbao con la mejor de sus sonrisas, donde ofreció varios conciertos en julio de 1993. EFE/Txema Fernández




Redacción.

Como una premonición nos cantó así la gran Celia Cruz. Este espectáculo de artista, de mujer y de señora que fue, Celia Cruz sigue siendo una de las figuras más representativa y admirada de la gran música cubana y latina. Su inconfundible voz tan potente como su enérgica personalidad sobre el escenario -y fuera de él, damos fe- llevaron el son y la salsa a públicos a los que hasta entonces nunca había llegado antes. 

Han transcurrido 22 años desde su muerte, Celia Cruz, de nacimiento Úrsula Hilaria Celia de la Caridad Cruz Alfonso (1925 - 2003) del que se cumplen ahora cien años, el 21 de octubre de 1925 y sigue reinando en el corazón y los recuerdos de sus seguidores, que ahora le rinden homenajes por todas partes, allende los mares. 

Aquella cubana, tremenda mujer, de origen humilde, de explosiva personalidad y potente voz que trascendió fronteras y reconocida como «la reina de la salsa», destacó también en otros géneros, dejando tras de sí un gran legado que sigue atrayendo a generaciones venideras.

 «El trabajo es lo que me da energía», respondía con frecuencia esta artista de energía arrolladora cuando preguntaban si se retiraría, tras haber comenzado su carrera en su país en la década de 1940 con la Sonora Matancera.

Fue en esta ciudad donde Celia se convirtió en la reina del azúcar, con su inconfundible figura de pelucas multicolores, tacones con formas de vértigo nunca vistos antes, maquillaje a raudales y espectaculares trajes, todo ello obra de su estilista Ruth Sánchez.

La `Guarachera de Cuba´, que nació el 21 de octubre 1925, como se la llamaba orgullosamente, no sólo triunfó con su poderosa voz, su energía en el escenario, que no desapareció a pesar de los años, su simpatía y su natural cercanía, sino que se mantuvo vigente a través de seis décadas de evolución en los que fue respetada y amada por su público de todas las edades y países, cantando en español en Estados Unidos, el país que la acogió como exiliada.

  •  Un día Celia Cruz entró en el escenario al grito de “¡Azúcar!” y desde entonces se convirtió en su personal forma de transmitir alegría e invitar a bailar a la gente. 
Los cien años de la Guarachera de Cuba, porque las reinas no mueren

Celia Cruz (1925-2003) la desaparecida reina de la salsa en 2012.

"Mi vida es Cantar" como lema de vida 

Y como no recordar del disco titulado Mi vida es Cantar (1998) el tema que incluía uno de sus grandes éxitos, "La vida es un carnaval", que ha sonado lo indecible durante décadas en todas las radios y fiestas de medio mundo.

Desde su nacimiento en un barrio humilde de La Habana, Úrsula Hilaria Celia Caridad Cruz Alfonso, ni su madre ni su tía dudaron nunca del talento de aquella niña que cantaba a todas horas.

Estudió Magisterio por "tener una formación", como bien le inculcó su padre, sin dejar los cursos en el Conservatorio de Música y participó en un concurso de radio, de esos tan escuchados por entonces.

Se hizo la artista que fue durante los casi cuarenta años que vivió en Cuba y se subió por primera vez al escenario en 1950 con La Sonora Matancera cuando la solista del reconocido grupo abandona la formación. 

Tras años de giras por Iberoamérica, en 1957 Celia viaja por primera vez a EEUU para recoger en Nueva York su primer disco de Oro. (Al que sumaría tres Grammy y cuatro Latin Grammy.) durante esos años Celia Cruz probó además el cine e hizo varias películas.

Pero el 15 de julio de 1960 La Sonora Matancera actúan en México y es entonces cuando deciden no regresar a Cuba, escapando del régimen castrista. No volvería -desgraciadamente- nunca más. 

Se exilió en Nueva York donde vio nacer la salsa y fue parte de su desarrollo. Inicia una nueva etapa y una nueva vida. Graba allí discos con el gran Tito Puente y Rubén Blades y firma con la discográfica neoyorkina "Fania", fundada para agrupar a músicos latinos residentes en Nueva York.

Y llegó su  “¡AZÚCAR!”

Contaba ella siempre sobre el origen de su "grito de guerra" que viene de que una vez comiendo en un restaurante cubano en Miami, allá por 1964, le preguntó el camarero si el café lo quería con o sin azúcar.

Ella con esa gracia y fuerza innata que tenía, le respondió ironizando a aquel joven cubano que le preguntaba a una cubana semejante obviedad: "el café en Cuba se toma siempre con ¡azúcar!". 

Esa anécdota la contaría a su público en los conciertos que daba y a la gente le hacía tanta gracia que se convirtió en costumbre contar aquella anécdota hasta que un día irrumpió dentro del escenario al grito de “¡Azúcar!”. 

Fue en los carnavales de Tenerife en 1987 cuando Celia Cruz, junto a la orquesta Billo’s Caracas Boys, reunió a 250.000 personas bailando en una plaza al aire libre, un espectáculo que recogió el Libro Guinness de los Récords.

  • Tras su muerte en 2003 a los 77 años la gente colapsó las calles neoyorkinas y se tuvo que cerrar la Quinta Avenida de Nueva York. 
Los cien años de la Guarachera de Cuba, porque las reinas no mueren

Palma de Mallorca, 04/08/1995. Celia Cruz y su marido, Pedro Knight, durante su visita al Club Naútico de Palma. EFE/Manuel H. De León

"TE DARÉ MI AZÚCAR, CARAMBA, Y SOBREVIRÉ " 

A lo largo toda de su carrera, recibió múltiples reconocimientos, entre ellos ser la primera afroamericana en aparecer en una moneda de EE.UU. y en el paseo de la fama del legendario teatro Apollo de Nueva York.

A su imborrable figura se le han dedicado musicales, libros, calles, una Fundación, y hasta una muñeca e innumerables homenajes continúan después de que falleciera a los 77 años a causa de un cáncer, en Nueva Jersey

El halo de Celia Cruz es tan poderoso en muchas ciudades iberoamericanas también la homenajean, como el Callao peruano, donde se bautiza una calle con su nombre y se develará una estatua, o la República Dominicana donde se presentará un musical y el 21 de octubre, el día de su centenario.

Aun tras los 22 años transcurridos desde su fallecimiento, Cruz sigue presente en la ciudad a través de murales en el Barrio Latino de Harlem, de una calle y una escuela que llevan su nombre en El Bronx, donde descansa junto a su marido Pedro Knight, inseparable bastón emocional.

«La reina Celia» es el mural en la concurrida calle 103 y Lexington a unos pasos de la estación del metro que da la bienvenida al barrio, un mural realizado por el conocido artista James de la Vega en el 2003, tras la muerte de la cantante.

Cerca de allí, en la calle 111 y Tercera Avenida, una sonriente Celia con una Los admiradores de la intérprete que vivirá «en el alma de mi gente, en el cuero del tambor, en las manos del conguero, en los pies del bailador» como decía en su canción «Yo Viviré» celebran su centenario con eventos que incluyen reediciones de sus discos en formato vinilo, exposiciones, musicales, programas especiales de televisión o conciertos.