Washington, Estados Unidos
Gran parte de la preocupación del mundo durante la campaña de las presidenciales estadounidenses de 2024 se ha centrado en qué pasará en caso de que gane Donald Trump. Pero muchos estadounidenses están también preocupados por el resultado opuesto.
El expresidente republicano de 78 años, que está empatado en las encuestas con la demócrata Kamala Harris en la carrera por la Casa Blanca, nunca ha reconocido sus derrotas electorales, desde las primarias de Iowa de 2016 hasta las presidenciales de 2020.
"Si pierde este año, no tengo dudas de que alegará fraude, no dejará piedra sin remover para revertir los resultados y se negará a asistir a la toma de posesión de Harris", dijo Donald Nieman, analista político de la Universidad de Binghamton, en el estado de Nueva York.
"No solo es un mal perdedor, es alguien que nunca admitirá que perdió", comentó.
El magnate carga con 34 condenas por delitos graves por un escándalo que involucra pagos encubiertos por el silencio de una estrella porno que temía que estuviera a punto de arruinar su campaña de 2016 con una historia lasciva sobre un encuentro sexual.
Y ha sido acusado de difundir falsas acusaciones de irregularidades y fraude en las elecciones de 2020.
- Disturbios mortales -
Sus críticos temen que se repitan las escenas de violencia que provocaron esas mentiras. Una asonada protagonizada por una turba enfurecida alentada por el propio Trump en las afueras del Capitolio, en enero de 2021, causó muertos y heridos.
Trump ha insinuado que hechos así pueden volver a ocurrir.
"Si pierdo, les diré una cosa, es posible porque hacen trampa. Esa es la única manera en que vamos a perder: porque hacen trampa", dijo el mes pasado el candidato republicano durante un mitin de campaña en Michigan.
El candidato republicano, que intentó cooptar al Departamento de Justicia en su intento de anular las últimas elecciones, según un informe del Congreso sobre la asonada de 2021, ya no cuenta con el respaldo del poder del gobierno federal.
Pero ha estado difundiendo las mismas denuncias infundadas sobre la fiabilidad del voto por correspondencia y sobre el propio escrutinio.
A Harris, además, la acusó de "espiar" su campaña y de estar detrás de sus múltiples procesamientos, así como de violar la constitución al reemplazar al presidente Joe Biden como candidata demócrata.
El exmandatario y sus aliados prepararon el escenario para los disturbios de 2021 a través de medios legales, presentando más de 60 demandas por la forma en que las autoridades estatales y locales habían cambiado las reglas de votación en el contexto de una pandemia.
Todas fueron rechazadas por los distintos jueces, que coincidieron en que esas demandas debían haberse presentado antes de que comenzara el recuento de votos.
- "Violencia esporádica" -
Esta vez, Trump y sus aliados tuvieron en cuenta esa objeción y elevaron más de un centenar de demandas antes de que comenzara la votación anticipada, cuestionando desde cómo los estadounidenses se registran y emiten sus sufragios hasta quién puede votar.
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La mayoría de ellas no estarán resueltas antes del día de las elecciones, pero diversos analistas sostienen que el objetivo real de la campaña del republicano es sembrar la desconfianza sobre el proceso de recuento de votos.
Debido a que los republicanos bloquearon las reformas electorales para acelerar el conteo en Pensilvania, el escrutinio en ese estado podría prolongarse varios días, un tiempo de incertidumbre ideal para levantar sospechas sobre los comicios del 5 de noviembre.
"Las escaramuzas legales podrían prolongarse durante semanas y, dependiendo de su intensidad, podrían conducir a protestas o incluso a actos esporádicos de violencia en ciertas áreas", dijo la analista política Adrienne Uthe, fundadora de la firma de relaciones públicas Kronus Communications, con sede en Utah.
Tres de los seis analistas contactados por la AFP para conocer las implicaciones de una derrota de Trump esperaban que no se repitiera la asonada de 2021 en Washington, y que cientos de procesamientos posteriores de los alborotadores jugaran como un potente elemento disuasorio.
Algunos dijeron que la verdadera preocupación esta vez serían las tácticas de intimidación en los estados más disputados el propio día de las elecciones.
People For the American Way, un grupo de expertos liberal, advierte que los activistas que han promovido afirmaciones sobre fraude electoral están reclutando funcionarios electorales para operar en esos estados fluctuantes.
Otros grupos han advertido que podría haber manifestaciones violentas en esos sitios.
"Mi mayor temor es la violencia en Madison, Wisconsin, Lansing, Michigan o Harrisburg, Pensilvania, por parte de partidarios armados de Trump, diseñada para impedir que los electores emitan sus votos", dijo Nieman.
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