Caricaturistas alertan sobre el avance de la intolerancia y el debilitamiento democrático
Foto: Héctor Navarro




 Guadalajara, Jalisco. 

En la mesa Caricatura e Historieta. Charla con Catrinas y Catrines, realizada en el Auditorio Juan Rulfo, los caricaturistas invitados coincidieron en que ejercer el humor gráfico hoy exige navegar entre polarizaciones políticas, desinformación y nuevas formas de intolerancia.

  • Adriana Mosquera Soto (Nani), Ángel Boligán, Paco Calderón, Tute, Darío Castillejos y Cucamonga —quien fungió como moderador— intercambiaron experiencias sobre cómo su oficio se ha transformado frente al clima político y mediático contemporáneo.

Ángel Boligán, dibujante cubano radicado en México, centró su intervención en las tensiones globales que, a su juicio, han desdibujado los marcos democráticos tradicionales. Sostuvo que la saturación informativa y la presión de grupos extremos han hecho más difícil identificar las fronteras entre información y manipulación. 

“El mundo está muy raro en los últimos años y obviamente los caricaturistas estamos en ese mismo río revuelto.

Siento que las ideologías ya no se definen; se han fusionado tanto que pasamos de la extrema derecha a la extrema izquierda y quedamos en el centro una cantidad de personas indefinidas para poder expresarnos"

El caricaturista recordó también que el oficio vive bajo una presión creciente desde hace por lo menos una década, particularmente tras el atentado contra Charlie Hebdo en 2015, cuando —dijo— quedó claro que ciertos grupos no tolerarían la crítica satírica. “A partir de ahí”, agregó, “la intolerancia solo ha crecido”.

Paco Calderón continuó la discusión desde un enfoque centrado en México. Adelantó que el discurso de confrontación y el señalamiento sistemático contra periodistas y caricaturistas se ha convertido, en su opinión, en una política de Estado.

Criticó que el poder ejecutivo intervenga directamente para deslegitimar voces críticas y ejemplificó con casos recientes de periodistas exiliados o perseguidos judicialmente.

En su intervención, Calderón desarrolló una postura particularmente amplia sobre el deterioro de los contrapesos democráticos en el país:

“La discordia nacional es una política explícita del gobierno. Nunca, ni siquiera en las épocas del PRI rancio, me había tocado que un presidente se metiera directamente con periodistas para descalificarlos, y eso te lo venden como democracia".

Calderón señaló que el uso de la ley para perseguir voces incómodas se ha vuelto común, con casos que incluyen amenazas de cárcel, congelamiento de cuentas y reformas judiciales que, dijo, “envuelven veneno”. Subrayó que estos mecanismos no se aplican a los grandes intereses económicos, sino a quienes se atreven a cuestionar al gobierno.

  • La charla concluyó con un consenso general: en un entorno polarizado, el humor gráfico continúa siendo una herramienta crítica indispensable, pero también una de las más vulnerables.

Héctor Navarro