Este viernes, la figura del pintor autlense Everardo Jiménez Rodríguez fue recordada no solo por su talento artístico, sino por el papel formativo que desempeñó en la comunidad.

Everardo Jiménez. Fotografía cortesía
En el marco de la VIII Semana Cultural “Ernesto Medina Lima”, organizada por el Capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, se llevó a cabo un homenaje póstumo en su honor.
Desde distintos ángulos —el familiar, el pedagógico, el artístico—, se trazó el perfil de un creador generoso, que hizo de la enseñanza una extensión natural de su oficio.
En el espacio que durante años fue su taller, La Chirimoya, formó generaciones de jóvenes alentados no solo a perfeccionar su técnica, sino a desarrollar una mirada propia. Ahí nació también el colectivo Los Autlecos, impulsado por su guía.

Taller La Chirimoya. Fotografía cortesía
El homenaje incluyó:
- Una exposición con obras del maestro y de sus estudiantes.
- La proyección de un video con testimonio del artista Gabriel Lima.
- Intervención musical del violonchelista Isaac Ramírez.
- Palabras de exalumnos, familiares y colegas.

Autorretrato, por Everardo Jiménez
La enseñanza como acto de libertad
La actividad fue coordinada por el Mtro. Jesús Medina García y reunió a distintas voces que, desde la cercanía, dieron testimonio del legado de Jiménez Rodríguez. Para Antonio Díaz Landeros, uno de los participantes, el homenaje fue también un llamado a no olvidar la dimensión humana del arte:
“Transformó sus espacios en lugares de aprendizaje y encuentro. Su trayectoria invita no solo a valorar el arte, sino también a reconocer a quienes lo crean, en vida.”

Quienes lo conocieron en el aula o el taller coinciden en que no era un maestro que guardara secretos técnicos ni que intentara formar copias de sí mismo. Según compartió la exalumna Leticia Márquez, su forma de enseñar se fundaba en la generosidad y la confianza:
“Fue una persona nada egoísta. Enseñaba todo lo que sabía, muchas técnicas. Y ojalá que su obra se muestre para que vean la grandeza que hizo en su vida. Como él decía: ‘Para que no se desvíen los niños en el camino’.”

Isaac Ramírez en su interpretación al violonchelo
Una obra viva en la memoria y la región
El homenaje fue también una oportunidad para reunir a quienes lo acompañaron en vida. Virginia Jiménez, hermana del artista, compartió:
“Everardo fue un excelente hermano, un excelente hijo, amigo y maestro. Los que lo conocieron lo recuerdan con cariño.”
El también pintor José Alfredo Jiménez, sobrino del homenajeado, destacó la fuerza de su legado:
“Trascendió como artista y como creador. Donde quiera que esté, seguramente está haciendo lo que más le gusta: pintar. Su obra tiene muchos enfoques, vale mucho la pena que se valore en nuestra región.”

Fotografía: cortesía
La semilla que permanece
Aunque Everardo Jiménez falleció en 2019, su legado permanece en la memoria de quienes compartieron con él el espacio del taller, en los cuadros que dejó y en la vocación artística que despertó en otros.
Más que una figura ausente, su presencia se refleja en las manos que hoy siguen creando, en los caminos que ayudó a trazar y en la convicción de que el arte también es una forma de hacer comunidad.

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