Guadalajara, Jalisco.
“Porque para vivir hay que creer en algo cuando muchas cosas se nos derrumban, cuando muchas cosas se tambalean. Y me agarran hoy a mí como pretexto para el culto de esa esperanza que ustedes necesitan para vivir".
José Mujica, ex presidente de Uruguay y uno de los líderes políticos más queridos y admirados del siglo XXI por su radical sencillez y su coherencia ética, falleció a los 89 años, tras una larga batalla contra el cáncer.
“Pepe”, como se le apodaba a nivel global, vivió –y murió– como siempre quiso: en su modesta vivienda a las afueras de Montevideo, rodeado de afecto pero, como él lo pidió, lejos de la parafernalia del poder.
Considerado por muchos como “el presidente más humilde del mundo”, Mujica rompió todos los moldes del poder: durante 2010 y 2015, que fue cuando estuvo a cargo de Uruguay, renunció a los lujos del cargo, donó casi todo su salario, siguió manejando su viejo Volkswagen y gobernó con el ejemplo antes que con discursos.
“Pertenezco en mi juventud a gente que quería cambiar el mundo.
Y luego de mucho garrotazo y fracaso y errores cometidos, y sueños ilusorios, estoy luchando por mejorar mi barrio, mi casa, mis amigos, la suerte que me rodea, sin pretensiones de salvar al mundo… pero tratando de vivir de acuerdo con el fuego que desde mi juventud me empujó.
Y he aprendido una cosa: los únicos derrotados son los que bajan los brazos”.

José Mujica, ex presidente de Uruguay en su visita a Guadalajara. Fotografía: Abraham Aréchiga- Universidad de Guadalajara
Su figura trascendió fronteras y generaciones. Por sus actos y congruencia en la verdadera austeridad, se convirtió en un referente moral no sólo para un país, sino para una región urgida de líderes con un sello distintivo.
Apenas en enero, el propio ex mandatario se despidió emotivamente de sus compatriotas al esbozar la frase: “hasta aquí llegué”. En el arranque de año, decidió hacer público que renunció a someterse a más tratamientos para combatir el cáncer de esófago que se le diagnosticó en abril de 2024.
"El cáncer en el esófago me está colonizando el hígado. No lo paro con nada. ¿Por qué? Porque soy un anciano y porque tengo dos enfermedades crónicas. No me cabe ni un tratamiento bioquímico ni la cirugía porque mi cuerpo no lo aguanta", dijo a un semanario local de Uruguay.
Durante su mandato, “Pepe” Mujica promovió políticas progresistas como la legalización del matrimonio igualitario, la despenalización del aborto y la regulación del mercado de cannabis, posicionando a Uruguay como un referente en avances sociales a nivel mundial.
En apego a su estilo de vida austero, decidió donar el 90% de su sueldo a organizaciones que apoyaban a sectores desprotegidos y a pequeños empresarios, dejando en claro su crítica abierta al capitalismo. Para él, acumular posesiones materiales no contribuía a la felicidad humana.
“Cuando tú compras algo, no lo compras con dinero; lo compras con el tiempo de tu vida que gastaste para tener ese dinero. Nunca te olvides de eso (aplausos). Y el único bien que no se compra es el bien superior: la vida. No puedes decir con una tarjeta en un supermercado que te vendan cinco años más de vida. Así no funciona esto”.
- Su icónica sencillez y amplia distancia de la clase política global, cobijada entre ejércitos, guardaespaldas y extravagancia, atrapó la atención del sector estudiantil de la Universidad de Guadalajara, por lo que en el año 2014, la máxima casa de estudios de Jalisco le entregó el galardón “Corazón de León” a petición de la entonces Federación de Estudiantes Universitarios (FEU).

Fotografía: Abraham Aréchiga- Universidad de Guadalajara
Tras su muerte, “Pepe” Mujica hereda al mundo una rúbrica potente y simbólica: fue un jefe de Estado que siempre vivió en la austeridad, sin lujos, distante a la opulencia y cercano a su gente.
"Soy un viejo revolucionario lleno de reumatismos… pero si viviera dos vidas, trataría de seguirlas viviendo al servicio de lo que siento y del fuego que viene prendido desde mis años casi de gurí. Gracias, México, por ti. Por los muchos compatriotas que recibiste en momentos de dolor. Gracias, México, por el ejemplo de solidaridad que siempre supiste cultivar con los perseguidos del mundo”.