Río Caliente: Un legado volcánico para disfrutar y proteger en semana santa
Foto: Aitana Rodríguez




Guadalajara, Jalisco.

El Río Caliente es uno de los espacios naturales más visitados del Área Natural Protegida Bosque La Primavera. Está ubicado a dos horas de Guadalajara y ofrece el disfrute de aguas termales cuyo origen se remonta a la erupción volcánica que dio forma al bosque en el Pleistoceno.

El calor del Río Caliente proviene del vapor subterráneo calentado por la actividad volcánica del Bosque. Este vapor emerge en varios puntos, alcanzando los 80°C. A medida que se une con el río, su temperatura disminuye. 

Así lo mencionó Gabriel, director del Organismo Público descentralizado del Bosque: 

"La maravilla de los arroyos que tenemos su temperatura y las especies que se adaptaron a esta temperatura viviendo ahí es una cosa única en el planeta. Y es algo que deberíamos de valorar ahora que venimos a visitarlo."

Con un horario de visita de 8:00 a 17:00 p.m. y un costo de acceso de $30 pesos, el Río Caliente invita al disfrute de este espacio. Sin embargo, exige una profunda conciencia ambiental por parte de cada visitante.

Río Caliente: Un legado volcánico para disfrutar y proteger en semana santa

Foto: Aitana Rodríguez

Ya que el aumento de visitantes puede afectar en su capacidad de regeneración. Arturo, visita este espacio desde que tenía 10 años y ha visto como ha cambiado la vida de este lugar. 

"Todo está bonito, pero conforme pasa el tiempo, la entrada de arriba, que estaba limpiecita, ya está contaminada. La entrada estaba muy bonita, y siempre ha venido mucha gente, pero ahora parece que hay más.

Lo que pasa es que la gente es muy sucia. Pasa mucho que dejan mucho tiradero y hay muchas cosas, y en mi tiempo la gente juntaba sus cosas y todo, y eso era bonito."

  • La conservación de este patrimonio natural depende del estricto cumplimiento del reglamento forestal, que prohíbe el uso de fuego, alcohol y parrillas, así como la circulación de motocicletas y el mantenimiento de la limpieza.

Por Aitana Rodríguez