Entre acordes de Ravel y un emotivo debut canadiense, el Teatro Degollado enaltece a  impulsores de la cultura jalisciense
Fotografía: Héctor Navarro




Guadalajara, Jalisco 

La noche del viernes, el Teatro Degollado fue sede del reconocimiento cultural y la excelencia artística, al acoger la segunda entrega del galardón Don Jorge Garciarce Ramírez, en el marco de la vigésima octava edición del Festival Cultural de Mayo (FCM).

Este premio, impulsado por la familia Garciarce en alianza con el festival, distingue a personalidades que han dejado una marca significativa en el desarrollo cultural de Jalisco, destacando no solo a creadores artísticos, sino también a gestores y promotores culturales.

En esta edición, el reconocimiento fue otorgado a tres figuras emblemáticas por su aporte invaluable al quehacer cultural del estado. En la categoría de Creación Artística, el artista plástico Ismael Vargas fue homenajeado por su trayectoria plástica y su impacto en el arte contemporáneo local.

Por su parte, el político y catedrático Enrique Ibarra Pedroza recibió el premio en la categoría de Trayectoria, como testimonio a su labor institucional y su compromiso con la cultura desde el servicio público.

Finalmente, Lorenza Dipp fue reconocida en la categoría de Promoción Cultural, por su incansable gestión en favor del acceso al arte y la cultura.

  • Marcelo Garciarce Muñiz, director general de Embotelladora AGA y representante del consejo que otorga el galardón, recordó que este reconocimiento busca perpetuar la memoria de Don Jorge Garciarce Ramírez, una figura que —en palabras del empresario— fue “constructor de instituciones, promotor de oportunidades educativas y convencido de que el desarrollo de una sociedad comienza por los cultivos del espíritu y el fortalecimiento del carácter”.

La ceremonia de premiación fue solo el preámbulo de una noche memorable.

Una vez concluida la entrega de reconocimientos, el Teatro Degollado se transformó en un espacio de comunión entre culturas y generaciones, gracias a un concierto de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), enmarcado en las actividades del FCM que este año tiene como país invitado a Canadá.

Bajo la dirección del maestro invitado Toshiyuki Shimada, la OFJ ofreció un programa dedicado a Maurice Ravel, con motivo del 150 aniversario del nacimiento del compositor francés. La velada comenzó con la  ejecución de Alborada del gracioso, pieza que desplegó desde el primer instante un espíritu festivo con tintes hispánicos, cuidadosamente delineado por la orquesta.

Entre acordes de Ravel y un emotivo debut canadiense, el Teatro Degollado enaltece a  impulsores de la cultura jalisciense

Fotografía: Héctor Navarro

El punto más emotivo de la noche llegó con la aparición del joven violinista canadiense Timothy Chooi, quien debutó en México con el Concierto para violín en mi menor, Op. 64, de Felix Mendelssohn.

Su interpretación, cargada de virtuosismo y lirismo, capturó por completo la atención del público durante los tres movimientos de la obra, en un despliegue técnico y expresivo que consolidó su lugar entre los grandes solistas de su generación.

Entre acordes de Ravel y un emotivo debut canadiense, el Teatro Degollado enaltece a  impulsores de la cultura jalisciense

Sin embargo, el momento más sorpresivo y conmovedor ocurrió fuera del programa. Tras recibir una ovación por su desempeño, Chooi regresó al escenario y, visiblemente emocionado, regaló al público una versión íntima de Hallelujah, de Leonard Cohen. Con su violín como única voz, logró un instante de recogimiento total; cada nota resonó con una fuerza emocional que llevó al público a ponerse de pie en una ovación prolongada, acompañada por flores que le fueron entregadas sobre el escenario.

El homenaje a Ravel continuó tras el intermedio con la delicada Pavana para una infanta difunta y culminó con las suites 1 y 2 de Daphnis et Chloé, cerrando una velada donde la técnica orquestal y la sensibilidad artística se fundieron en un tributo que trascendió lo académico y se convirtió en una experiencia profundamente humana.


Héctor Navarro